Nos dirigimos a Montmartre, el barrio más artístico y bohemio de París. Aunque sus naturales no se consideran parisinos, creí ver en aquellas calles una vena importante de París. Montmartre es un barrio bastante ajetreado, con mucha gente con la que hay que tener siete ojos y tener la maleta bien agarrada Desde muchos metros se veía la Basílica del Sacre Couer, una de las más hermosas que he visto en mi vida.. Aunque estaba a muchas escaleras de nosotros y los tobillos se nos hicieron polvo, fue gratificante entrar a verla. Toda una pena que no se pudieran hacer fotos, porque sus cúpulas y sus frescos eran bellísimos. Nos quedamos sentados escuchando a un grupo de monjas que los sábados a esa hora cantaban. Tenían unas voces angelicales… aunque yo también presté atención a una familia asiática que estaba justo delante de mí. La pequeña cantaba también en voz baja, con esa dulzura que sólo tienen los orientales…
Nos dejaron una hora entera para pasear por el Barrio de los Pintores, que estaba justo detrás de la Basílica. Era un lugar que mi Ove tendrá que visitar cuando vaya, porque estoy segura que querrá quedarse allí a vivir. Había muchísimas creperías, cafés bohemios y tiendas en la Place du Tertre y las calles adyacentes. Era un lugar bastante barato, así que Sara y yo aprovechamos para comprarnos nuestras tan deseadas sudaderas con “Université de París”. Las buscamos por todos lados, pero fue nuestro salvador, David, el que nos las encontró a mejor precio y de nuestra talla. En el momento en el que le di las gracias y él me abrazo sentí que había conocido a una persona increíble. De hecho, desde ese momento, somos inseparables. Compré también una lámina de Notre Dame dibujada a mano para mi padre y dos postales grandes de Le Chat Noir y el Moulin Rouge, donde íbamos a ir en cuestión de minutos.
(Foto de internet del Barrio de los Pintores. Una pena no hacerla yo, pero se me acabó la batería)
Bajamos de la montaña de Montmartre y llegamos al Barrio de Pigalle. Es el un barrio con intención sexual, pero no demasiado ordinario. En los escaparates no había nada demasiado subido de tono. Aunque no vayas con la intención de ver espectáculos eróticos, pasear por allí de noche es bastante interesante de ver: es una fiesta de luces y colores que recuerda mucho a Las Vegas. Desde la Place du Tertre, Míriam y yo íbamos cantando todas las canciones de la película Moulin Rouge, ya que las dos estábamos bastante emocionadas ante ese echo… No sé si era porque esperábamos ver a Ewan McGregor verdaderamente allí, cantando, o porque verdaderamente era PRECIOSO. Sí, en mayúsculas porque es algo digno de ver… algo que uno debe contemplar antes de morir. Aunque estaba lloviendo y a mí se me acabo la batería de la cámara, me olvidé de las fotos y me centré en retener su iluminación y sus aspas moviéndose pacientemente en mi mente.
(El grandioso Moulin Rouge)
Al entrar en el metro para irnos a el Fluch, el restaurante donde cenábamos en Centre George Pompidou, vimos a nuestras profesoras asustadas y a la gente algo alarmada. Policías dando calma y nuestros compañeros algo asustados (dos de ellas casi me arrollan al salir de allí, con los histerismos). Cuando salí de allí David me informó… por lo visto había un supuesto paquete peligroso en la estación y la estaban evacuando. París, por desgracia, era un hervidero de policías cuando nosotros estuvimos, por culpa de los terroristas de ETA. Yo mantuve la calma y no les dije nada a mis padres hasta que no volví.
La cena, igual de repugnante que siempre, pero en nuestra habitación, en vez de haber seis personas como todas las noches se colaron unas doce. A mí, que soy la persona que más odia los jaleos, me acosté con mala cara y eso fue el detonante para que ellos se largaran de allí. Una pena, porque había personas que de verdad se me apetecía compartir unas risas…
El Barrio de los Pintores...seguro que nos llevará mas de un dia cuando volvamos...un besito,cariño
ResponderEliminarNo dudes que me encantará, basta que tú me lo digas :)
ResponderEliminarJoooer con los paquetes sospechosos leñe. Chica valiente tú, sabiendo como son las madres [no la tuya, TODAS] con eso del terrorismo y de los hijos en tierras desconocidas.
Leyendote, me doy cuenta de que cada vez tengo más ganas de ir a mi viaje de fin de curso. Barcelona se hará casi tan bonito como Paría [casi, sieeempre casi ;D] con ese monton de gentecilla que quiero.
Eeeen fin, cosa, te adooooooro!
Joooooooo.... El Moulin Rouge.... Yo quieroooooo.... Besitos niña.
ResponderEliminar