Rielaba la luna cuando apareciste, cojeaba de un oído en el burdel. Me intentaba zafar de las piernas de una bailarina, al contrario que de tus profundos ojos, que no podía ver la hora en la que pudiera encarcelarme en ellos. Gemía también el viento para que no pudiera escuchar tu voz, de sirena atrapada, con la que cualquier hombre se hubiera quedado embelasado.
Pronto y poco a poco mi único tesoro fue tu sonrisa, mi única libertad tus miradas y la patria conquistada el ondeo de tus caderas. Ya no quería desafíos, ni puertos locos donde atracar. El ron me sabía a veneno y de lo único que tenía sed insaciable eran de tus besos, interminables y salados.
Que sólo me sale cantar cuando te tengo, que no quiero otros horizontes, que ya no me ciega ningún parche, que eres tú mi bandera pirata.
Que hermoso ser pirata de tesoros de ojos y labios. Que bello texto en su contenido y forma.
ResponderEliminarMuchos besisto.
Precioso, Judith. Terriblemente precioso :)
ResponderEliminartequiero (L)
..Menta :)
Uffff.....me dejas con la bruma en los ojos y una sonrisa de sol en los labios...de lo mejor que has escrito, corazon.Besitos
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